La superficie de colza descendió un 17% en la campaña pasada en Navarra
El aumento de la superficie dedicada a las leguminosas tal y como exige la PAC estaría entre las razones de la disminución de este cultivo que contribuye a una mejor rotación del suelo.
1 de octubre de 2024.- La pasada campaña, la superficie del cultivo de colza sufrió en Navarra una disminución del 17% con respecto a la anterior campaña, según datos de la sección de Estadística e Información Rural y Ambiental que ha recogido INTIA. Frente al total de 7.856 hectáreas del año anterior, la campaña de 2024 se cerró con 6.494 hectáreas. Un descenso que se registra a pesar de ser considerada como una opción interesante a la hora de conseguir una mejor rotación para futuras siembras de cereal y de tener un papel cada vez más importante en el mercado.
En Navarra la colza sigue siendo una alternativa importante en la rotación de cultivos de los secanos extensivos cerealistas. Esta disminución de su superficie se debe, en parte, al aumento de la superficie dedicada al cultivo de leguminosas debido a los requerimientos de la PAC.
Además, se trata de un cultivo que, a pesar de que es necesario vigilarlo más que otros cultivos extensivos y se realizan varias intervenciones a lo largo de su ciclo, el margen económico que se obtiene actualmente junto con los beneficios agronómicos y medioambientales le hacen seguir siendo una opción de interés para el secto.
En el caso de Navarra, actualmente ocupa parcelas tanto de los secanos de Baja montaña como de la Zona Media, así como en los regadíos extensivos de la Zona Media. Estamos hablando de un cultivo técnico en el que es clave afinar las intervenciones que se realizan en el mismo por lo que quienes lo cultivan ya conocen tanto su manejo, su rotación así como sus requerimientos.
Sumado a este conocimiento agronómico, su viabilidad en condiciones de secano se debe igualmente al buen potencial productivo que ofrece el material vegetal actualmente disponible, sin dejar de lado, la optimización de los insumos en un uso de manera racional.
Competencia con otros cultivos
En palabras de Lucía Sánchez, técnica de Experimentación de INTIA, “actualmente en Navarra es una opción con márgenes interesantes, donde en parcelas de cultivo en regadío compite además con otro cultivo tradicional de este sistema como es el maíz y otros cultivos demandados por la industria agroalimentaria como son los guisantes verdes, las alubias o el tomate, entre otros cultivos.”
“Al ser una crucifera, este cultivo rompe el ciclo de plagas y enfermedades que pueden afectar a los cereales y las leguminosas teniendo un mejor control de las mismas. Además, al poder utilizar materias activas herbicidas diferentes en el manejo de las adventicias permite un mejor manejo de las mismas. El sistema radicular pivotante del cultivo le permite una mayor exploración del suelo dejando una mejor estructura para el cultivo siguiente en la rotación.”, añade Lucía Sánchez.
Por otra parte, el hecho de que pocas variedades ocupen una superficie importante de cultivo de colza no significa que no haya material que se adapte a las condiciones de Navarra, sino que las variedades sembradas son parte de la relación de variedades recomendadas para las condiciones agroclimáticas de Navarra.
Estas variedades recomendadas se obtienen como resultado de la experimentación de INTIA llevada a cabo durante un ciclo de al menos tres años en los que se evalúan además del nivel productivo diferentes parámetros agrnómicos como son el ciclo de la variedad, su tolerancia al encamado, a diferentes enfermedades y rendimiento graso entre otros parámetros de interés.
Otro factor que influye es la disponibilidad de semilla de cada variedad para la superficie dedicada en Navarra al cultivo.
En cuanto a plagas, en los primeros estadíos del cultivo, es necesario vigilar la presencia de limacos y de pulguilla. Son dos plagas que pueden afectar en caso de daño importante, la viabilidad del cultivo ya que la colza en lo primeros estadios tiene una capacidad de compensación limitada.
Si tenemos en cuenta el dato histórico de los últimos cinco años en Navarra, la colza alcanzó su récord de superficie en 2022, con más de 9.000 hectáreas cultivadas, según los registros de coyuntura agraria.